Formas de nitrógeno y disponibilidad de nutrientes

El tipo de nitrógeno empleado es importante para determinar su disponibilidad. La materia orgánica ayuda a mejorar la estructura del suelo y la fertilidad, pero la liberación del nitrógeno de la misma puede ser impredecible.

La urea es muy susceptible a la lixiviación y necesita ser transformada en amonio y posteriormente a nitrato para ser absorbida por las raíces, este proceso puede tardar más de una semana, especialmente con temperaturas de suelo bajas (<18°C) o altas (>35°C). 

El amonio –con su carga positiva- se retiene mejor en el suelo, y si bien incrementa el suministro de nitrógeno del suelo a largo plazo, puede ser transformado en nitrato para su absorción radicular. Se absorben pequeñas cantidades de amonio, pero la mayor parte se convierte en nitrato para su absorción.

Ambos procesos, de absorción de amonio y de nitrificación, reducen el pH del suelo. En suelos arenosos o con baja CIC, este descenso en el pH puede superar la unidad. En suelos de bajo pH esta reducción puede provocar la liberación de aluminio en cantidades que resulten fitotóxicas. En suelos de pH alto, puede haber una liberación de amoniaco gaseoso que alcance los niveles de toxicidad, reduciendo de nuevo significativamente el rendimiento de la viña. 

La aplicación de nitrógeno nítrico en los periodos claves, tales como el desarrollo de la uva, puede asegurar la disposición inmediata y el ritmo de crecimiento. También puede ayudar a la absorción de otros nutrientes –por ejemplo, el calcio–.

Las buenas prácticas como una fertirrigación bien hecha, pueden minimizar el lavado de nitratos comparados con la aplicación en superficie.